Durante el conflicto parlamentario propiciado por Oliver Cromwell, los puritanos favorecieron un estilo más severo, de influencia neerlandesa, chandal barcelona con sustitución de la seda por la lana y de los cuellos de encaje por otros más sencillos de lino. Durante la Restauración, Carlos II introdujo un cambio radical al descartar el jubón y optar por el chaleco, sudadera barcelona una prenda que sería el origen del traje masculino; se abrochaba con botones en la parte central delantera y se llevaba con un abrigo hasta las rodillas.