Los hombres llevaban un jubón holgado y pantalones bombachos, y sustituyeron la gorguera por un cuello de encaje superpuesto; llevaban además capa, sombreros de ala ancha, zapatos o botas tulipán, guantes y espada. El vestido femenino se basó por un tiempo en los corpiños en pico, que fueron sustituidos por los levitones o por el vlieger, un abrigo largo, sin talle, abierto por delante, con cuello en abanico. Hacia mediados de siglo se denotó la influencia francesa, aunque reinterpretada de forma más sobria: se sustituyó el jubón por una levita con faldones y el pantalón se hizo más ancho y adornado con lazos, cintas y encajes.