Hábil para el marketing, sabía vislumbrar las necesidades de sus clientas, a las que atendía en todos los aspectos, desde los vestidos hasta los complementos, perfumes y cosméticos. Versace desarrolló un estilo de cierto glamour decadente, con vestidos voluptuosos de intenso cromatismo y ampulosa decoración de bordados, aplicaciones y abalorios, con gusto por los estampados y el uso de imágenes de iconos como James Dean y Marilyn Monroe, que denotaban la influencia de Andy Warhol.