La trayectoria de Yamamoto se ha basado en sus prendas de aspecto inacabado, así como en la utilización de materiales heterogéneos, como el fieltro o el neopreno, además de su preferencia por el color negro, por la que fue apodado «el poeta del negro». Óscar de la Renta desarrolló un sello más europeo, caracterizado por su exquisita elegancia, y destacó igual como diseñador que como hombre de negocios. En los años 1930 triunfó el esmoquin entre los hombres, chandal del barça mientras que entre las mujeres se llevaron los vestidos de noche con largos escotes en la espalda.