En esta época la industria sedera estaba muy avanzada: algunos restos arqueológicos de principios del siglo VII revelan que los telares de seda podían realizar tramas de hasta 3680 hilos en un solo dibujo. Su principal lema fue «la libertad de movimientos al poder», sudadera barcelona para lo que diseñó una línea funcional que sin embargo no perdía su femineidad. Bozal y otros autores especializados en la pintura del aragonés consideran a El quitasol como la obra más lograda de esta serie, pues combina el arte piramidal propio del neoclasicismo con los efectos cromáticos de la naciente pintura galante.