En su línea para mujer supo aunar femineidad y modernidad, con una gran relevancia otorgada a los accesorios. En esta época alcanzó fama una de las primeras modistas de renombre, Rose Bertin, que contaba entre su selecta clientela con la reina María Antonieta, quien la consideraba su «ministra de la moda». El inglés Henri de Châtillon trajo la moda europea de la época a México y supuso el punto de arranque de la alta costura local.