Y el 20 de abril de 1790 los pintores de la corte reciben un comunicado donde dice textualmente que «el Rey se ha dignado determinar los asumptos de cosas campestres y jocosas, que quiere se representen en los tapices». Se le asignan los cartones que se colgarán en el despacho real del Monasterio, e incluso el rey amenaza al aragonés de suspenderle el sueldo si se niega a colaborar.