Surgió una nueva versión del traje sastre, el «sastre deportivo», dirigido a las mujeres que trabajaban. Para la noche, en plena era del jazz, el tango y el charlestón, se pusieron de moda los vestidos con flecos y lentejuelas. También diseñó el mad-cap, un sombrero de punto que podía adquirir diversas formas, y tuvo una línea de ropa deportiva. Fue el primero en lanzar una línea de prêt-à-porter de lujo para unos grandes almacenes, los Printemps.