El auge de la costura italiana se inició en los años 1950 gracias a una apuesta decidida de la industria local, que había empezado a destacar especialmente por su artesanía del cuero, que produjo zapatos y accesorios de gran calidad, con marcas como Gucci, Fendi y Ferragamo. En estos años compenzó a despuntar la moda italiana con nombres como Valentino, chaqueta entrenamiento barcelona Giorgio Armani y Gianfranco Ferré. Esta cultura influyó en los llamados b-boys -bailarines de breakdance-, así como a los artistas callejeros del grafiti, que se caracterizaron por el uso de pantalones y camisetas holgados.