También en Hispanoamérica se desarrolló notablemente el diseño local, cada vez más cercano a las tendencias de vanguardia. En 1985 nacieron las pasarelas Cibeles de Madrid y Gaudí de Barcelona, que sirvieron de escaparate para la proyección internacional de la moda española. Se potencia el «bricolaje», la reutilización de elementos, estilos y símbolos, lo que se traduce a menudo en un cierto «pastiche», que sin embargo es aceptado de buen grado.