En el período Edo, la prosperidad económica propició el auge de la industria textil y la introducción de modas cada vez más fugaces. La irrupción de una nueva clase burguesa de artesanos y comerciantes, que querían mostrar su prosperidad en una lujosa indumentaria, conllevó la promulgación de leyes suntuarias que restringían el uso de telas lujosas, colores vistosos y ciertas técnicas de confección a las clases nobles.