En esta época se buscaban trajes ceñidos al cuerpo y empezó una mayor diferenciación entre sexos: los hombres buscaron la inspiración en los trajes militares, con jubón y calzones adaptados al cuerpo que permitían mayor movilidad, mientras que las mujeres llevaban vestidos largos y ceñidos con amplio escote, que realzaba el pecho. Sus colecciones desbordaban sexualidad, con inspiración en el mundo fetichista, especialmente en el uso de cuero negro, sudadera barcelona que trabajó como «segunda piel».