Por otro lado, el auge de la industria textil comportó un aumento de los productos y por tanto una democratización de los precios, lo que impulsó la venta al por menor y la ampliación del mercado de consumo. En la vertiente masculina, el traje con americana recta solía ser el más habitual, mientras que de noche seguía llevándose el esmoquin, chandal del barcelona pero con faja en vez de chaleco.