Las transgresiones que hace de la norma abarcan varios aspectos: el fonético, con la creación de homónimos cuando un significante extraño para la mente infantil se asocia a otro con el que sí está familiarizado, burra por hurra y el ceceo de Matonkiki; el morfosintáctico con la conjugación y la gradación del adjetivo y, sobre todo, el semántico, mediante las interpretaciones erróneas; juega también con las modificaciones de frases hechas y las lexicalizaciones.