Bertin diseñó el vestido camisa (robe chemise) con el que posó la reina para un cuadro de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun (1783), una batista de muselina casi transparente que, pese al escándalo inicial, fue enseguida imitado por todas las damas de la corte. Hacia 1770, la moda rococó fue perdiendo empuje: el miriñaque se volvió más corto y se puso de moda la lévite, un négligé largo y holgado, que servía tanto para el hogar como para la calle y para viaje.