Aunque generalmente no se cubrían la cabeza, a veces llevaban un gorro sin ala llamado pileus y, en ocasiones, usaban el gorro frigio; también usaban una capucha llamada cuculus, bien como prenda independiente o unida al manto. Sin embargo, su propuesta no fue bien recibida y fue objeto de burla y alboroto, aunque entrado el siglo XX su diseño de falda-pantalón fue adoptado para montar en bicicleta. Posteriormente, el abanico pasó a China y, en el siglo XVI, a España y Portugal, desde donde pasó a toda Europa.